Es el nombre dado a
un amplio movimiento cultural que se produjo en Europa Occidental durante los
siglos XV y XVI. Fue un período de transición entre la Edad Media y el mundo
moderno. Sus principales exponentes se hallan en el campo de las artes, aunque
también se produjo una renovación en las ciencias, tanto naturales como
humanas. La ciudad de Florencia, en Italia, fue el lugar de nacimiento y desarrollo
de este movimiento.
El Renacimiento fue
fruto de la difusión de las ideas del Humanismo, que determinaron una nueva
concepción del hombre y del mundo. El nombre «renacimiento» se utilizó porque
este movimiento retomaba ciertos elementos de las culturas clásicas; griega y
romana. Esta nueva etapa planteó una nueva forma de ver el mundo y al ser
humano, con nuevos enfoques en los campos de las artes, la política, la
filosofía y las ciencias, sustituyendo el teocentrismo medieval por cierto
antropocentrismo.
Desde una
perspectiva de la evolución artística general de Europa, el Renacimiento
significó una «ruptura» con la unidad estilística que hasta ese momento había
sido «supranacional». El Renacimiento no fue un fenómeno unitario desde los
puntos de vista cronológico y geográfico. Su ámbito se limitó a la cultura
europea y a los territorios americanos recién descubiertos, a los que las
novedades renacentistas llegaron tardíamente. Su desarrollo coincidió con el
inicio de la Edad Moderna, marcada por la consolidación de los Estados
europeos, los viajes transoceánicos que pusieron en contacto a Europa y
América, la descomposición del feudalismo, el ascenso de la burguesía y la
afirmación del capitalismo. Sin embargo, muchos de estos fenómenos rebasan por
su magnitud y mayor extensión en el tiempo el ámbito renacentista.